"Mi obra es el resultado de inquietudes que deambulan por el paisaje y que pretenden generar diálogos con el espectador desde una visión subjetiva. El dibujo, la pintura y la escultura son parte fundamental de mi proceso creativo y mis búsquedas individuales.
La experiencia personal de haber salido de mi pueblo se ha convertido en el punto de partida y en el detonante de este proceso en el que Zaragoza es el referente contextual. Mi éxodo constituye el punto de inflexión en mi experiencia vital en donde la carga emotiva del desarraigo y la soledad en un contexto diferente al mío se convierten en disparadores de sentido. La ausencia se manifiesta con toda su carga simbólica en estos paisajes desolados".
Desde el universo discursivo del arte, el paisaje es concebido con un conjunto de representaciones subjetivas del territorio, al cual se le atribuye una carácter estético-fenomenológico por tratarse de la relación de un sujeto con un territorio representado o real.
Esto es lo que significa para Jeison Sierra concebir el paisaje como el elemento identitario primordial que alimenta su creación plástica. El artista, originario de Zaragoza, Antioquia, describe desde vistas lejanas imágenes que, de forma abstracta, se asocian a los paisajes de su infancia, la historia de su familia, el regreso al hogar. Este es el bagaje autobiográfico al que alude su obra, la cual es una metáfora abierta referida la idea de un regreso simbólico al Edén.
Zaragoza hoy parece ser un paraje remoto; sin embargo, fue un asentamiento central en la producción aurífera de aluvión en el primer ciclo minero de Antioquia en épocas coloniales. En aquel entonces, la actividad que requirió grandes concentraciones de indígenas esclavos, por lo cual minería fue y es un elemento de extensión de la población y de la creación de nuevos núcleos de actividad económica. Se dice que los reyes de España mandaron a confeccionar una piña de oro, hecha con la fundición de 80 castellanos, para enviar a la población en agradecimiento por los copiosos lotes del mineral precioso que de allí provenían. Desde su origen, su explotación estuvo rodeada de secretos, conflictos, y ciclos de expansión-contracción que generaron niveles altos de violencia.
La pintura de Jeison Sierra está inserta en la tradición antioqueña del paisaje mítico, fundacional, en la que lo anteceden figuras emblemáticas como Francisco Antonio Cano y Pedro Nel Gómez. El hecho es notable, ya que desde mediados del siglo pasado la tendencia hacia un arte urbano cosmopolita relegó al género de pintura paisajística hacia las tendencias históricas pasadas.