La muestra colectiva ‘Blanco sobre Blanco’ convoca a un grupo de artistas a seguir las directrices planteadas por Kazimir Malevich y el suprematismo soviético. Pintada en 1918, Blanco sobre Blanco, la obra emblemática se deshace de las características más sobresalientes del arte de representación, dejando por fuera el sentido de color, profundidad, o volumen para concentrase en un juego de cuadrados casi monocromático, produciendo un sentido de infinidad, movimiento y trascendencia.

El artista es un traductor; el pasado se visita y se renueva con un sentido crítico, impulsado por las transformaciones sociales e históricas de nuestro tiempo. ¿Qué sentido se le imprime al minimalismo implícito en esta obra pionera desde las perspectivas de una sociedad digital y consumista, permeada por la tecnología y la velocidad? ¿De qué nos tendríamos que deshacer hoy? Estas son algunas de las preguntas que los invitados de La Balsa Arte atienden, frontalmente o de soslayo (o desatienden totalmente).

Malevich definió su teoría estética como ‘la supremacía del sentimiento puro y de la percepción en las artes pictóricas’. ‘Sentimiento puro’ hoy es también el de un arte procesual, en el cual las asociaciones, selecciones y formas de crear patrones prevalecen sobre la idea de la obra terminada. El proceso conlleva otras ideas: la intencionalidad, el raciocinio, la motivación detrás de la obra de arte, es decir, la posibilidad de ver la obra como una expresión humana pura.