Desde el universo discursivo del arte, el paisaje es concebido como un conjunto de representaciones subjetivas del territorio, al cual se le atribuye una carácter estético-fenomenológico por tratarse de la relación de un sujeto con un territorio representado o real.
Esto es lo que significa para Jeison Sierra concebir el paisaje como el elemento identitario primordial que alimenta su creación plástica. El artista, originario de Zaragoza, Antioquia, describe desde vistas lejanas, imágenes que, de forma abstracta, se asocian a los paisajes de su infancia, la historia de su familia, el regreso al hogar. Este es el bagaje autobiográfico al que alude su obra.
Su proyecto Tierra para habitar, continúa explorando esa relación de anhelo con el paisaje, esta vez, a través del uso escultórico de la tierra prensada como elemento de construcción ecológico. Volver a construir el paisaje, compactarlo, fragmentarlo y en algún momento convertirlo en una casa que se levante sobre la geografía del bosque seco tropical del cañón del Río Cauca. Una casa viva sobre un paisaje cada vez más inerte como consecuencia de las transformaciones acaecidas por la explotación económica aurífera industrializada e ilegal.
Estas estructuras o paisajes escultóricos están acompañados de una serie de pinturas realizadas “al natural” en el mismo territorio, a la manera de la escuela paisajística tradicional. El hecho es notable, ya que desde mediados del siglo pasado la tendencia hacia un arte urbano cosmopolita relegó al género de pintura paisajística hacia las tendencias históricas pasadas. Hoy la pintura de paisaje toma relevancia como gesto de persistencia en el quehacer pictórico, pero también, en una renovación de la consciencia ambiental global.