Muestra Colectiva
Artistas Representados
Artistas Invitados
Para la muestra 'Todo será trenza', los artistas Felipe Arturo y Ramón Laserna han propuesto intervenir el universo de lo doméstico, confabulando el espacio de La Balsa, Medellín, adentrándose en los vestigios del concepto ‘casa’. Para ello, han diseñado una serie de esculturas y objetos en caña flecha, una planta que ha sido utilizada desde hace siglos por la comunidad Zenú en Colombia para construir casas, cañas de pesca e innumerables elementos de uso cotidiano. Esta es hoy patrimonio intangible de la nación.
Esta planta encarna una tradición cultural cuyo enfoque, familiar y comunitario, difiere radicalmente de la domesticidad creada por imágenes de la modernidad, donde la casa se transforma en modelo/máquina de consumo y felicidad (Beatriz Colomina), además de fungir como el “refugio contra la fealdad de la competencia salvaje en la ciudad” (Guiomar Vargas). Ambos artistas comparten su interés por las tradiciones manuales, el uso de elementos naturales y la relación entre arte ‘culto’, los saberes ancestrales y diferentes formas de conocimiento al margen de la modernidad.
Felipe Arturo, arquitecto de formación, ha elaborado una práctica artística a partir de la narrativa asociada a diferentes materialidades, naturales y extractivas, para realizar diferentes propuestas que incorporan estructuras y patrones geométricos como referentes históricos y culturales. En su obra, se enlazan la arquitectura y el tiempo con las trazas de un pasado colonial-vernáculo siempre en tensión con la contemporaneidad.
Ramón Laserna, artista y diseñador industrial, estructura sus propuestas a partir de una revisión de la abstracción geométrica en América Latina, enfatizando el juego entre el algoritmo y el azar; a partir de conjuntos de instrucciones construye una forma operativa cuyo efecto trasciende la ilusión, implícitamente cargando una crítica a la automatización y a la inteligencia artificial.
En 'Todo será trenza', ambos enfoques invitan a explorar las tensiones entre modernidad, domesticidad y tradición, ya que los elementos propuestos aluden a un conjunto de ideas que desbordan lo ‘familiar’, rayando con lo siniestro o ‘unheimlich’, que para Shelling se trata de una manifestación de lo que yace oculto, mostrando la otra cara de lo familiar y amable, tornándose en experiencia siniestra, sorpresiva, e inquietante. Como ejemplo, una onda concéntrica de superficie horizontal aparece congelada en el despliegue de un círculo a partir de su centro, producido por una gota que cae en un cuerpo de agua en reposo (Laserna). Esta evoca estados electromagnéticos y acústicos, además del lento deterioro de ondas congeladas tras las cuales está la muerte -la muerte por deficiencia calórica del universo-, evocando, no un después, sino una eternidad estática y suspendida.
Por otro lado, en las piezas de Felipe Arturo, leemos que ‘el espacio es solo ruido’; un juego entre murciélagos, burros para sillas de montar y espirales que giran, o permanecen estáticas a la manera del ‘cine anémico’ (anémic cinéma) de Marcel Duchamp. Un tocadiscos gira; algunas espirales llevan un texto, otras tienen inscrito el código de ADN de la caña flecha. El genoma se puede modificar con precisión extrema, mutando el ADN, añadiendo genes o desactivándolos. Los tejidos toman distintos significados cuando giran, creando la ilusión óptica de infinito. Estos roto-relieves son lenguaje, escultura y ciencia-ficción.
De estas obras brota una ansiedad, sin objeto específico, recordando la idea de Kierkegaard: la ansiedad, que hace su aparición repentina, es el eje sobre el cual el ‘todo’ gira. Sobre este eje existencial, el hogar familiar se torna experiencia amenazante y siniestra.
Para Heidegger, el Dasein (siendo-en-el-mundo), es siempre una relación existencial con el propio ser que siempre se está proyectando en las posibilidades de ser. “No se muestra como un sujeto individualizado que representa objetos mentalmente, por el contrario, se pierde en la impersonalidad del mundo compartido con los otros y establece relaciones funcionales con el entorno. La individualización pasa por la disposición afectiva fundamental, la angustia”[1].
Estamos entonces frente a una pregunta sobre las experiencias de la vida, sobre la hostilidad del mundo, donde el sentido parece desvanecerse dejándonos la vivencia de una positividad alienante. Esta entre-zona de narrativas traslapadas conlleva una distorsión de estados mentales, una alteración del sentido del lugar y de la identidad, una calle ciega. Estos ensamblajes son un marcador de los tiempos actuales, de un ir hacia atrás y un hacia adelante, una dialéctica de escape que elude una narrativa estable, simbólica o ilustrativa. Así es nuestro tiempo.
Ana Patricia Gómez - Directora
[1] Van Roehe, M,Dutra, M. Dasein, la concepción Heideggeriana sobre el modo de ser humano , Avances en psicología latinoamericana, ISSN-e 2145-4515, ISSN 1794-4724, Vol. 32, Nº. 1, 2014, págs. 105-113