Pre siento que con esta muestra se cierra un círculo.
Comenzó con ‘Contracorriente’, serie de pinturas en las que interrogo el cuerpo desde los esfuerzos que lo acompañan y a veces lo exceden. Me conecto con una humanidad en peregrinación, en la búsqueda de una tierra donde morar. Hogares en tránsito que viajan entre fronteras porosas, o fluyen por geografías inciertas enfrentándose a fuerzas de la naturaleza. Viaje donde invariablemente se cargan enseres físicos, o se soportan cargas psíquicas y simbólicas. ‘Contracorriente’ alude a la piedra que, con esfuerzo, Sísifo carga cuesta arriba; al peso de nuestro propio cuerpo, disputado por fuerzas biológicas, psíquicas, sociales; a los objetos que nos atan al mundo y las memorias que nos protegen del olvido.
En las series de pinturas ‘Pacto’ y ‘Entre Orillas’, posteriores a ‘Contracorriente’, continúo interpelando situaciones de éxodo, pero en estos casos me concentro en el poder del vínculo, representado en las cadenas humanas.
En el deambular de la humanidad de un territorio a otro, el presente es allí, en donde se mueven, pero el pasado queda en otro lugar. Para superar la fragilidad propia de esta fragmentación y conquistar cierto grado de fortaleza, se conforman redes anónimas donde los cuerpos, desdibujados en su identidad, pero conectados entre sí como enjambres humanos, se transfiguran en una masa, en una especie de cuerpo común que pretende borrar el límite que separa el adentro del afuera. Los sujetos se vuelven agua, tierra, frontera, se mimetizan con el territorio, porque el movimiento que dibuja un cuerpo en el espacio va moldeando también a ese cuerpo, y a la vez, va afectando el territorio. Así, cuerpo y territorio se van sobreponiendo hasta quedar imbricados.
Finalmente, con la serie ‘Rima’, me refiero a una similitud, a una repetición transcrita a un lenguaje visual, donde imágenes del pasado son interpeladas en el presente. Pienso en la paradoja de la recurrencia, de cómo los eventos se repiten, reencarnan en otras formas y se instalan en otros contextos. En un caso, relaciono algunos paneles del emblema universal de la violencia a la población civil, que es el Guernica de Picasso, con algunas fotografías sobre el conflicto en Colombia del reportero gráfico Jesús Abad Colorado.
En la serie ‘Rima’, los diálogos que planteo y las imágenes que reúno, proponen relaciones que no se ordenan a través de la historia, sino que aparecen como emergencia del pasado en el presente; metáfora de muchos presentes olvidados, pero de cierta forma recurrentes.
Las obras que se exponen en ‘Travesías’ tienen un componente geográfico. Son lugares que no se pueden definir ni delimitar perfectamente, especialmente porque son rutas irregulares y marginales, una especie de ninguna parte por la que transitan los migrantes, y que no genera identidad ni pertenencia. Son, pudiera decirse, limbos geográficos situados al borde del cielo o del infierno.
Las imágenes fotográficas y mediáticas, testimonio de lo falso y lo verdadero, son una referencia presente en todas las series de pinturas mencionadas aquí, son importantes fuentes de información que me nutren. Tomo imágenes que llegan a través de los medios y que me impactan, las estudio, las interrogo, las modifico, busco a mis semejantes, y produzco, a partir de ellas mis reflexiones pictóricas.
Asumo los sucesos y la historia como capas de sentido que se encuentran para mirarse, contrastarse, compararse y distanciarse; en todo caso, como una constelación de referencias que me permiten resignificar el mundo que habito.
Mediante las diferentes formas de representación y las superficies pictóricas, a menudo imprecisas, puedo ahondar en la experiencia de lo cambiante y escurridizo, metáfora de un mundo en constante redefinición. De esta forma, la materia pictórica es testimonial y, en ese sentido, también es agente.
Martha Lucía Ramírez - Septiembre, 2024