“Llevo 5 años trabajando con la técnica de cortar papel. Mi trabajo siempre ha tenido un enfoque en lo femenino, la domesticidad y lo erótico de la intimidad. Vacila entre la idea de belleza y sus símbolos perennales; la mujer y los adornos. Me apasiona el papel, su versatilidad y su fragilidad.”
La palabra estética fue apropiada de los antiguos por Alexander Baumgarten en 1735 para designar una perspectiva de la filosofía cuyo parámetro ya estaba establecido desde la Grecia clásica: la intersección de las pasiones, los gustos, los sentimientos y la moralidad. En su filosofía, el énfasis de los griegos en la idea de sensación giró hacia otra interpretación, otorgándole su sentido contemporáneo; es decir, la capacidad humana de recibir estimulación a partir de los sentidos, o la ciencia de lo que es percibido e imaginado. La estética contemporánea no se refiere a belleza tanto como al sentir, o sentirse afectado y hacerse parte, por medio de la acción, en diversos procesos culturales. El sentir, la activación del mundo perceptivo como experiencia y propuesta, se convierte en una directriz del mundo contemporáneo.
“Esta nueva obra parece muy cercana a la obra anterior y sí, arrastra toda la temática en la que vengo trabajando. Sin embargo, surge después de una tragedia familiar. Un sobrino de 3 años fallece en un accidente. Duro… durísimo, estuve en un limbo varios meses. Este es el punto donde surge esta serie…”
Una de las particularidades de la estética es la forma en que la empatía con otros nos aferra a determinados sentimientos, dinámica que se orienta hacia la acción. Esta característica aflora en la obra de González, en la forma de duelo. Este encuentra forma en su modo de atender la dinámica de las simpatías interpersonales y transpersonales para hacerlas parte de una obra cuya finalidad es comunicativa al dirigirse al público. Esta es la visión dinámica del mundo, donde los sentimientos provocan el acto creativo, donde los sentimientos más íntimos se hacen parte de una cultura creativa de la vida cotidiana.
“Se cae una carpeta que tenía al piso y me parece interesante, le tomo una foto y la recojo. Se me vuelve a caer del mismo nivel y se crea otra composición totalmente diferente. Lo hago varias veces, documentando el proceso. Imprimo la imagen en un papel. Y empiezo instintivamente a cortar el área negativa; el proceso de cortar es liberador.
“Corto de 4-5 horas diarias, a manera de luto. Y de pronto, después de 60 horas de corte, aparece esta primera imagen. Algo encaja dentro de mi: afrontar luto es un proceso lento. No se trata de entender, si no aceptar la pérdida y solo así puedo mirar todo el espectro y encontrar belleza donde solo había cabida par el dolor.”
En la obra de González, la separación definitiva es representada en un objeto doméstico, que fue originalmente el producto del tejer, un trabajo manual típicamente femenino. Después de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos se produce una revolución silenciosa cuyos efectos se amplían de forma dramática en Antropoceno; es la producción masiva y repetitiva de los objetos de consumo. La corrupción del concepto de ‘original’ como efecto de la producción mecánica fue señalado por Walter Benjamin, que dictó la perdida de aura de la obra de arte original en “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”.
Aparecen nuevas claves para acercarse a la obra como son el azar, tan amado por los surrealistas y Marcel Duchamp; la repetición serial, una de las estrategias utilizadas por Andy Warhol para resaltar el potencial de la infinita reproductibilidad. Finalmente, toman la escena central el duelo y la melancolía, dos temas cercanos a toda la cultura del siglo XX, cuya resonancia se extiende hasta nuestros días. Esa nostalgia difusa se hace parte de la cotidianidad, del deseo de recuperar un mundo de intimidad ante la aceleración desbordada de la comunicación visual en tiempo actual.
“La imagen es hermosa, juega con el ojo del espectador y la perspectiva. A primera instancia parece como una fotografía, luego al acercarse, se entiende que es papel y de frente, se percibe que es una imagen plana. La enmarco en negro, haciendo alusión al luto.”
“Al seguir cortando las siguientes obras, a manera de meditación, surgen otros temas que hacen el proyecto aún mas relevante para mí. El proceso de corte es minucioso y lento, contrario a la era de la gratificación instantánea e inmediatez. Anhelo volver a lo básico y a lo simple y en estas obras remuevo papel, en lugar de agregar.”
“En su aparente fragilidad, simplicidad y ligereza, el trabajo revela una poderosa energía que parece ofrecerme una lección sobre la existencia misma.”
Ana Patricia Gómez Jaramillo
Priscilla González