
¿Qué deseo u obsesión tiene el artista cuándo siente que debe acentuar sobre lo no dicho? ¿Qué síntomas permanecen manifiestos en una sociedad, para que una señal de advertencia cambie el lugar común de su existencia?
Esta exposición reúne el proceso de investigación que el artista Víctor Muñoz viene realizando desde 2018. Medellín, como es el título de la muestra, ha sido el objeto de estudio y reinterpretación permanente a lo largo de su carrera, y en este despliegue, envía una señal actual y reivindicativa de esta como lugar de enunciación. El recorrido comprende cinco cuerpos de obra que aluden e interpelan la noción denominativa y referencial de la ciudad como icono global, marca urbana, estereotipo del marketing o confuso atractor turístico.
En la sala principal de la galería se despliegan, desde el punto focal de la ventana externa a las salas de fondo, las series en papel ‘Destello y Acentos’ que exhiben las memorias de impactos de disparo que el artista deliberadamente realizó en un polígono de tiro. La pieza ready-made ‘Luminaria’, reconstruye a partir de fragmentos un poste lámpara proveniente del edificio Mónaco -antigua residencia del narcotraficante Pablo Escobar el cual se extiende sobre el piso como un esqueleto que invoca infructuosamente la luz en medio de la zozobra; lo complementa ‘Señal analógica’, una secuencia impresa por una máquina facsimilar electrónica que vomita datos y esquemas del prototipo comercial de la lámpara, sin más pretexto que aludir sobre la claridad de un pasado difuso. Esta antesala, remata con la secuencia de los tableros metálicos con la palabra MEDELLÍN, perforados con munición de 9 mm, acentuando la letra i en su sonoridad: ‘Puntos sobre las íes’ que expresan, entre otras acepciones, la obsesión violenta de la subcultura narco por afirmar un lugar en el mundo.
El recorrido establece una contigüidad con la sala lateral al patio central en la que se escenifica la serie ‘Señales’, una reconceptualización como la anterior secuencia, a los signos urbanos del artista Adolfo Bernal realizados en los años ochenta: con acciones en el cielo con bengalas creando una nueva cardinalidad enfatizada en el triángulo que se define por la tipología de la terraza de su casa, confiriéndole a Manrique -su barrio- el sentido de un nuevo lugar de enunciación como ciudad. A diferencia de la orientación propuesta por Bernal con 'Norte', la flecha en Muñoz señala y reivindica la noción de 'Sur'.
Es desde la confusión cotidiana de signos y señales que presenta habitualmente la Medellín de Muñoz, que sentimos advertencias y extrañamiento cuando suena una explosión, “¿eso es bala, eso es pólvora?, ¿qué fue lo que sonó?”.
Carlos Uribe - Curador