Esta muestra reúne obras de escultoras y escultores de diferentes generaciones donde  a  partir de una selección de trabajos históricos y actuales, se pretende evidenciar un entramado de formas diversas de comprender y transformar la materia y el espacio. Si bien hay un interés por mostrar diferentes momentos de la producción escultórica local, no hay una pretensión retrospectiva ni cronológica en relación al desarrollo de este medio. Al contrario, se plantea un cruce de miradas en el que cada trabajo en relación con el otro se dinamiza y potencia. 

En los años setenta y con un camino ya recorrido por artistas como Edgar Negret y Ramírez Villamizar, tomó fuerza un movimiento escultórico con bases en la arquitectura y la abstracción. Formas de hacer que a su vez irrumpieron con la idea clásica y monumental de la escultura. La búsqueda por formas puras y simples, las maquetas, la geometría, y la importancia del vacío, fueron algunos de los lineamientos estéticos en ese momento. 

El arte conceptual, la primacía de la idea sobre la forma, el objeto encontrado, el ensamblaje, la carga simbólica de los materiales y los objetos, la instalación,  la eliminación del pedestal. Constituyeron otras formas de pensar en lo escultórico y renovaron esta mirada purista.  Es así como la materia se comienza a pensar en relación al espacio y el espacio comienza a ser modificado por la materia en estas categorías de lo escultórico y su despliegue diverso de formas y técnicas. 

Entre el pedestal, las paredes, el suelo y las esquinas, su encuentro posibilitará relaciones y preguntas. 

*El título de la muestra sale de un texto escrito por Eduardo serrano en el libro, German Botero: espacio, memoria y materia