LA CIUDAD, EL MITO Y EL DESIERTO

La Balsa Arte propone tres artistas para SP-Arte: Diego Arango, Radenko Milak, e Iván Rickenmann. El conjunto de obras seleccionadas establece un dialogo con el espectador, al poner en escena tres miradas a escalas y técnicas diferentes, opuestas y a la vez complementarias, que interpretan la problemática del mundo contemporáneo. En términos filosóficos, el habitar el mundo, pensarlo y procesarlo, son la preocupación central de la muestra.

Milak ha explorado en los últimos años el concepto del Antropoceno, como la ‘era del hombre’, creando imágenes que reflexionan sobre la pérdida de biodiversidad, la deforestación y la contaminación de los cuerpos de agua y mares. En particular, la condición netamente urbana de la sociedad contemporánea es analizada en imágenes de ámbitos urbanos y megaciudades como Sao Paulo, La Habana y Tokio. La magnificencia de la civilización, los hitos de arquitectura, los museos mismos como obras de arte hablan de la paradoja de un modelo destructivo de civilización.  Mientras cada entorno urbano se caracteriza por sus cualidades arquitectónicas, en conjunto estas obras sopesan los efectos de la actividad humana sobre del globo terráqueo, evidenciando la destrucción de ecosistemas y paisajes, en el momento que las ciudades concentran más del 50% de la población global.  Sus refinadas acuarelas a gran escala, en blanco y negro, evidencian la sustitución de la naturaleza verde por los rascacielos infinitos de concreto, la supremacía de lo inerte sobre lo vivo.

Arango, artista colombo-español, radicado en Mallorca, ha pasado 40 años pintando el mundo mítico del mediterráneo.  Allí, el sol, el mar, los cielos estrellados y los barcos que han bordeado las costas de la cuna de la civilización, en un antiquísimo trasegar humano, son materia de contemplación. Su obra, atenta al mito, considera, además, desde la distancia, lo misterioso de la selva, del mundo de las malocas y los chamanes, recordándonos que América siempre será parte de su patrimonio espiritual.  La pintura de Diego Arango, realizada de manera amplia, sintética y universal ha sabido conservar sus fidelidades y constancias entre dos culturas.

Rickenmann, en sus dibujos realistas y cuidadosos considera el terruño, la delimitación del espacio, el significado profundo que tiene el suelo donde se hace el hogar. Encerramientos vegetales, pedazos de paisajes, nidos y otras construcciones se representan en dibujos y cajas iluminadas. Como parte de su reciente serie titulada ‘Cerca’, estos son los elementos del paisaje que el artista trae para hablarnos del cuidado de la tierra que hemos olvidado. Hacen referencia, además, a un modo de delimitar el territorio, de marcar diferencias en el vasto paisaje monótono donde se establece la cultura wayuu, vasto territorio que se extiende en el desierto guajiro entre Colombia y Venezuela. Lo local e íntimo deviene una forma de habitar la tierra.

Al seleccionar estas obras hemos buscado juntar a tres artistas caracterizados por la profundidad de sus reflexiones, el dominio de la técnica y la percepción aguda de la época actual. Estas obras ofrecen una exploración de nuestras realidades contemporáneas, desde lo global a lo más íntimo y particular, invitando al espectador a involucrarse críticamente con el mundo que hemos creado y con la naturaleza a la cual pertenecemos, hoy críticamente amenazada.

Ana Patricia Gómez - Directora