Procesos y la vida de las cosas

La Balsa Arte busca explorar la relación entre propuestas plásticas en el arte y la naturaleza de diversas entidades que, como fundamento de toda realidad, están inmersas en procesos continuos de transformación. En la obra de Jorge Barco y Astrid González, el enfoque sobre la experiencia sensorial, lograda por medio de sonido y video, se asocia a los estados cambiantes de lo observado, ya sea de estados de la materia o relaciones animistas entre el hombre y la naturaleza. Por otro lado, la contemplación, evocación histórica e ironía son juegos de sentido propios de la obra de Julián Burgos, Radenko Milak y Martha Lucía Ramírez que abarcan desde lo figurativo momentos del arte (Burgos) la transformación radical del entorno urbano habitado con su señalamiento consecuente del estado del mundo contemporáneo, y la transformación de la palabra escrita en las obras en collage de Ramírez.

Los ensamblajes escultóricos de Jorge Barco hacen uso de bajas tecnologías ideadas por el artista para captar los sonidos de la tierra, desde los ‘cuerpos de agua’ (denominación que es en sí un guiño al animismo) o aquellos producidos por meteoritos, rocas y otros elementos. En sus palabras, con los dispositivos ‘hechos en casa’, con “miles de bobinas y muchas piezas diminutas está el convencimiento de escuchar la tierra, la roca, el agua, lo otro…, lo no humano como algo urgente en un planeta que colapsa; la escucha como un gesto empático.” 1

Astrid González elabora en su obra momentos históricos del trasegar de comunidades afroamericanas en América Latina, desde Brasil, Chile, y Colombia a la República Dominicana. En sus videos trata, entre otros, el tema de sanación por la palabra, diálogo con las plantas, espiritualidad y comunión con la naturaleza. El animismo, práctica que atribuye diferentes cualidades anímicas y percepciones a entidades no-humanas, se aproxima al pensamiento de la filosofía procesual pragmática de A.N. Whitehead, que identifica nociones como nexus, continuum extensivo, sentimiento, potencial como continuidad, y el cuerpo como testigo.

Burgos escrudiña cuidadosamente la formación de lenguajes artísticos a partir de su interés en la pintura barroca surgida de la contrarreforma. Barroco, para él, es la posibilidad de aceleración del tiempo, proyección libertad estilística para conjugar pasado, presente y futuro.

A partir de cuadernos de tareas encontrados en la calle Poncesa en Barcelona, Martha Lucía Ramírez desarrolla una serie de obras referidas a la palabra escrita. Mediante dibujo, pintura y suturas, los ‘cuadernos de ejercicios’ escolares se transforman en entes nuevos que aluden a la infancia, al lento paso del tiempo. Como otros artistas, incluidos Basquiat, estos retazos de anotaciones son una metáfora para el olvido. Sus palabras disueltas crean nuevos mosaicos de significado ambiguo, donde el fragmento toma preponderancia, dejando fluir ideas al azar. La experiencia de un tiempo pasado lento, anónimo y aleatorio es una pregunta indirecta sobre el sentido de la historia.

La ciudad como construcción humana, la artificialidad del paisaje construido y nuestra distancia con un mundo natural son inquietudes que surgen de la obra de Radenko Milak. En un proceso que ha incluido diversas series de acuarelas sobre el cine, la historia del siglo XX y XXI, a partir de la pandemia el artista trabaja la idea del individuo en la sociedad (la serie ‘Neighbors’) y la fisionomía particular que toman las ciudades a partir de los procesos de modernización, guerra, crecimiento y características socioculturales.

Entre lo humano y lo no humano, estos cinco artistas generan una inquietud sobre los estados de conciencia, el paso del tiempo y particularmente, sobre los procesos vitales de la naturaleza y de la sociedad en que estamos inmersos.

Ana Patricia Gómez - Directora

[1] Texto del artista publicado en Facebook.