Oriente y Occidente
Las definiciones de Oriente y Occidente son relativas al lugar que ocupamos en el mundo. Para nuestra participación en Untitled 2024, hemos considerado un grupo de artistas cuyas obras se deslizan y filtran entre nichos fáciles, ya que lo que piensan y producen remite, entre otras posibles interpretaciones, a islas de desarrollo desigual que desafían las categorizaciones básicas, o como dice Immanuel Wallenstein, “semiperiferias en el sistema mundial"[1].
Cuando hablamos de ‘Oriente’ frente a 'Occidente’, es habitual hacerlo en términos de construcciones imaginarias del pensamiento oriental, como el trascendentalismo y los valores culturales sólidos, frente a una esfera occidental de consumo de masas, cultura popular e individualismo. Oriente y Occidente son, sin embargo, posiciones relativas. En términos geográficos y culturales, si pensamos en Europa del Este, debemos tener en cuenta que muchas de las transformaciones más cataclísmicas y trascendentales de la historia europea reciente han comenzado y, a menudo, también se han desarrollado principalmente en Europa del Este; baste pensar en el asesinato de Sarajevo en 1914 y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Como consecuencia de haber vivido en la esfera política de la Unión Soviética durante una parte importante de su vida, parte de una visión del mundo fascinada por la fluidez de la representación de la ‘modernidad’ occidental. Nacido en la antigua Yugoslavia en 1980 y habiendo vivido las realidades de la guerra en su juventud, Milak explora las imágenes de diferentes ciudades, encontrando gran interés y valor estético en las favelas de Río de Janeiro, en las infinitas vistas de los rascacielos de Sao Paulo y en las vistas nocturnas del Edificio Copan de Oscar Niemeyer, donde se ven individuos aislados desde lejos. Esta imagen hace un guiño a la película de Alfred Hitchcock La ventana indiscreta, en la que un fotógrafo profesional que también es un mirón es testigo de un espeluznante asesinato, lo que evidencia el conocimiento y el amor del artista por el cine. Las vistas de La Habana también son de interés para el artista, donde el puerto de la ciudad comunista está presidido por la imponente escultura de la Virgen en la Iglesia del Carmen.
De un modo más irónico, el artista Juan Mejía (Colombia, 1966) representa en una serie de collages realizados con materiales de desecho, la carpa como modelo arquetípico de arquitectura, producto del diseño y metáfora de un estilo de vida que idealiza la comunión con la naturaleza y el mito de lo salvaje. Pero una carpa es también un símbolo de temporalidad, desplazamiento, falta de hogar. Estas también son las imágenes inversas de Occidente, que hablan con acierto de los fracasos del capitalismo.
Desde una perspectiva política, Andrés Orjuela comenta el aspecto teatral de la política, como otro escenario de la cultura del espectáculo en el que los rostros se ocultan «bajo la máscara», común en todo el mundo y que revela que el absurdo de la representación del poder es inherente al género humano y no depende de una ubicación geográfica.
Las esculturas sonoras de Jorge Barco combinan recipientes sagrados tradicionales, como los totumos, con tecnología de baja tecnología, que contienen sonidos de masas de agua, movimientos de la tierra, aves, ballenas, rocas, grabados con dispositivos desarrollados por él. Su proceso está impregnado de valores zen como la contemplación, la meditación activa y la armonía con la naturaleza, que, sumados a su reciente trabajo en colaboración con las comunidades arhuaco y kogui de la Sierra Nevada colombiana, las cuales comparten los mismos valores, desafía la construcción de fronteras entre Oriente y Occidente. ¿Son las comunidades indígenas americanas parte de Oriente? América, especialmente América Latina, aparece en una difícil posición en la que es catalogada como occidental, pero las dinámicas culturales, marcadas por el azar, son muy diferentes al racionalismo europeo de la cultura occidental.
Astrid González e Isabel Gómez Machado proponen narrativas alternativas donde la voz la toman personas normalmente silenciadas. Cuando Isabel Gómez Machado pinta, cuestiona los roles femeninos y da una vida alternativa a su estirpe femenina, a veces simplemente trayéndolas al presente y haciéndolas protagonistas, a veces acompañándolas de símbolos de poder sincréticos. Astrid González nos lleva a Drexciya, un mundo submarino que funciona lejos de las tensiones geopolíticas de la superficie, creado por los bebés nonatos de las mujeres arrojadas por la borda de los barcos negreros.
Para concluir, vemos las obras de estos cinco artistas desde la perspectiva de la semiótica. Se puede afirmar que el arte es un sistema de signos semióticos que constituye la lógica por la que la comunicación y la cultura funcionan conjuntamente para crear el mundo humano de la expresión y la percepción. En este sentido, el arte genera expresión en sí mismo y en referencia a otros valores.
Al plantear la posibilidad de una relación entre Oriente y Occidente, caemos fácilmente en una dicotomía en la que definimos las prácticas culturales de lo uno o lo otro, como occidentales, y lo uno o lo otro o lo otro como orientales. Estos estilos fenomenológicos de lógica humana definen dos cosmovisiones: por un lado, como disyuntiva, individualista (Occidente) y, por otro, conjuntiva, asociativa y colaborativa (Oriente). Esperamos que la presentación conjunta de la obra de estos artistas estimule un diálogo que inspire a los espectadores a ver una multiplicidad de referencias y conexiones que desafían las categorizaciones simples.
[1] Wallerstein, I. (1974). The modern world-system I: Capitalist agriculture and the origins of the European world-economy in the sixteenth century. University of California Press.
