Isabel Gómez Machado sigue diversos álbumes familiares en busca de la representación de esferas privadas, donde lo cotidiano o común cobra un nuevo sentido en la representación de ‘hogareños’ anónimos. Las pinturas de Isabel revisan los lugares comunes de la vida cotidiana, donde las presencias femeninas reinan sobre los paisajes domésticos. La intimidad, la observación y la representación poética nos dan cuenta de vidas aparentemente vividas en total interioridad y contemplación, vidas abstractas preocupadas por la existencia más trivial y reposada. Los simples actos del anti heroísmo cotidiano se hacen visibles y apetecibles en sus pinturas al óleo cuidadosamente elaboradas.
La esencia de su trabajo es un desapego poético, una referencia abierta a lo que se encuentra detrás de las escenas públicas escenificadas de la vida contemporánea, tal como se comunica en la televisión, Internet y las revistas. Sin embargo, su trabajo es travieso e irreverente, optando por presentar sujetos de todas las edades y tipos envueltos en situaciones aparentemente inocuas. El cuerpo, siempre presente en toda su fragilidad y desnudez, es el principal elemento de interés. En colores atrevidos que recuerdan a Gaugin, colores planos y formas delineadas básicas, hace colisionar las referencias histórico-artísticas del cuerpo con los objetos íntimos y las personas que la rodean.